Sirot, uno de los tres vinos preferidos por los lectores en 2016
http://www.cerodosbe.com/es/destinos/gastronomia/los-vinos-preferidos-por-nuestros-lectores-en-2016_19170_102.html
http://www.cerodosbe.com/es/destinos/gastronomia/sirot-el-primer-vino-de-cereza_18873_102.html
Dos perfils complementaris. Josep Badell i Eduard Piñol, les dues cares de Sirot, tenen perfils totalment complementaris. Des que van iniciar la seva societat, el primer es va bolcar en l'àrea tècnica i creativa, i el segon en els números. "Cadascun té molt clar què sap fer i què no", confirma Piñol.
EVA MELÚS / BARCELONA
DIUMENGE, 16 D'OCTUBRE DEL 2016 - 12:43 CEST
El celler Badell Herrero té la seu a la Masia de Can Pi de la Serra, a Torrelles de Llobregat, un dels vèrtexs d’un triangle famós per la producció de cirera format també per Sant Climent de Llobregat i Santa Coloma de Cervelló. La petita empresa ha invertit 100.000 euros en maquinària i matèria primera per obtenir la seva primera anyada, unes 15.000 ampolles.
El seu primer criança ha sigut guardat en barrica de roure durant nou mesos i cada ampolla costa 26 euros. És sec, afruitat i molt aromàtic, amb la presència i els matisos d’un vi de raïm de qualitat. Són pocs els paladars capaços de detectar que no està fet de raïm, sinó de cirera. «No és un licor ni un suc. És vi de cirera i pel que sabem, l’únic al món», explica el seu creador, Josep Badell.
Badell, un realitzador d’audiovisuals de 42 anys repetidament premiat, ha sigut sempre, segons les seves pròpies paraules, «el paio de les idees boges». Va pensar a criar estruços, a instal·lar estanys perquè el públic hi pogués pescar i cuinar el seu propi peix o va calcular a consciència els fluxos de ciclistes per emplaçar el bar perfecte de ruta.
Un suc oblidat
A la masia familiar el van deixar fer mentre ideava mil formes d’aprofitar els grans excedents de cirera, cosa a la qual al Baix Llobregat estan acostumats. Fins que un suc oblidat a la nevera va fermentar i es va transformar en una cosa semblant al vi. «Potser aquesta idea sí que et funcionarà», va observar la mare de Badell, amb l’innat sentit comú que solen tenir les mares.
Badell va investigar durant cinc anys, treballant amb processos ecològics i seguint l’agricultura biodinàmica, fins a crear un producte nou. El 2015, va convocar un Verkami. «Dels 6.000 euros necessaris, en vam aconseguir 3.000». No obstant, el projecte es va encallar per falta de finançament. Fa poc menys d’un any, quan Badell estava a punt de tirar la tovallola, algú li va presentar Eduard Piñol. En un municipi com Torrelles, que no arriba a 6.000 habitants, era lògic que s’acabessin trobant. Si Badell havia estat buscant un projecte que li permetés escapar-se de la ciutat, Piñol estava igualment en plena reinvenció.
Després de treballar durant 25 anys coordinant l’àrea del sud d’Europa d’una gran multinacional, el financer va decidir deixar-ho tot per passar més temps amb la seva filla. «Tothom es pensava que m’havia tornat boig al deixar una gran feina i en una mala edat, després dels 50 anys, però el projecte de Sirot era el que estava buscant», revela ell.
Badell estava «escèptic», afegeix Piñol. «Ja havia parlat amb molta gent que semblava que podria ajudar-lo i al final tot havia quedat en no res», assenyala. Piñol va arribar a un acord per obtenir un préstec per arrencar el negoci, que ara comparteix amb Badell al 50%. La nova marca acaba de sortir al mercat amb dos vins, un criança i un negre, i també les primeres 1.200 ampolles del seu vi dolç sortiran a la venda. Ofereix a més a més dos vinagres de cirera. «La conjuntura és bona. Catalunya està plena de cuiners de prestigi amb ganes d’inventar i que estan buscant coses noves, com el nostre vi de cireres», assenyala Badell.
Actualidad
Los diez productos que más nos han llamado la atención esta semana

Colección de los vinos de cereza Sirot.
Del 23 al 26 de octubre se realizó, junto con la Feria Hostelc (feria al servicio de la hostelería), la edición número 19 del Fórum Gastronómico, muestra que se celebra alternativamente en las ciudades de Girona y A Coruña. Esta feria del buen comer y buen beber, que nació en Vic en 1999, se ha convertido en una de las mayores expresiones gastronómicas del mundo.
Y entre las diversas novedades del Fórum también aparecen algunas singulares o insólitas, como es Sirot el primer vino realizado a base de cerezas, del mundo.
Sirot es un vino de crianza que se inició en 2010 y en su versión embotellada procede de las añadas 2014, 2015 y 2016, excelentes cosechas de cereza, que no tiene nada que ver ni con zumos ni con licores, y ha pasado por una fermentación alcohólica y una maloláctica, como cualquier otro vino, a pesar de que la materia prima -dos kilos de cerezas por botella-, es mucho mayor que en estos.
Los productos de Sirot han envejecido en barrica de roble francés durante nueve meses, y presentan unos aromas y sabores en línea con muchos vinos de uva de calidad, hasta el punto de que es muy difícil distinguirlos de entrada en una cata ciega, salvo porque los recuerdos a cereza que aparecen en las catas de tantos vinos aquí son mucho mayores.
Su aportación organoléptica revela un vino muy seco, contrariamente al dulzor que se le presupone. Se le percibe, sobre todo, afrutado y con un despliegue aromático importante, y por supuesto su volumen de alcohol, un 13%, es también parejo al de muchos vinos con grado. Su presencia es idéntica a la de cualquier vino de uva, por su color, densidad y brillo. Poco hace pensar que este sea un vino con un origen tan especial.
La idea de dos personalidades diferentes
Los creadores de Sirot son también socios al 50% de la bodega: Josep Badell y Eduard Piñol, con procedencias muy diferentes. Badell, el responsable del área técnica y (podríamos decir) enológica, procede del mundo de la comunicación, fue realizador de audiovisuales (muy reconocido y premiado en su sector) y Piñol viene del campo de las finanzas, en el que había trabajado durante 25 años, y se encarga de la contabilidad y el marketing.
Badell descubrió por casualidad las posibilidades que brindaba un zumo de cerezas en fermentación natural, y a partir de aquí surgió la idea de desarrollar este proyecto que le llevó cinco años de investigación trabajando con procesos ecológicos y biodinámicos.
La financiación no fue fácil y el proyecto pasó por muchas penurias económicas hasta conseguir su desarrollo a partir de una inversión de 100.000 euros en maquinarias y materia prima, que ha permitido llegar a una producción de 15.000 botellas.
La nueva marca ha presentado dos vinos de características diferenciadas, un crianza y un tinto joven; y en breve espera colocar en el mercado unas 1.200 botellas de vino abocado, siempre de cerezas. Sirot además ofrece dos vinagres de cereza, un balsámico y una reducción.
Badell Herrero, la bodega donde nació Sirot, tiene su sede en la Masia de Can Pi de la Serra, en Torrelles de Llobregat. Esta pequeña población cercana a Barcelona es una de las tres grandes capitales de la cereza del Baix Llobregat, junto a Sant Climent de Llobregat y Santa Coloma de Cervelló, en un entorno junto al río Llobregat y cerca del Garraf que invita a una visita…enogastronómica.


¿Vino de cereza que no sabe a cereza? Sí, existe
- Se llama ‘Sirot’ y, según su creador, es el primero de su especie

07/10/2016 06:00 | Actualizado a 07/10/2016 17:42
“En España no se ha hecho ningún vino como este. No he encontrado en el mundo otro vino seco de cereza, que no sea dulce”. Sirot es, según su creador, el primero de su especie.
Este fin de semana se presenta al público, se podrá probar y se comercializará por primera vez en la Fira Ápat que se celebra en la cúpula del Centro Comercial Las Arenas, en Barcelona; y también se hablará de él en el próximo Fòrum Gastronòmic de Barcelona, del 23 al 26 de octubre. El primer vino de cereza llega con fuerza.
Josep Badell es realizador audio-visual, trabaja en televisión pero también hace producciones propias, documentales, anuncios… Pero la vida de ciudad no le encajaba.
Se encontraba con dos necesidades: encontrar alguna actividad de la que vivir en el campo y aprovechar los excedentes de cerezas de las fincas familiares en el Llobregat. “Mis padres tenían que tirar quilos y quilos de cerezas de buenísima calidad, porque el mercado estaba saturado. Había que sacar un rendimiento de estas frutas”.

Empezó elaborando mermeladas, helados y zumos con los frutos que iban sobrando. Y llegó la casualidad o el error que encendió la gran idea. “El zumo no nos gustó demasiado, lo olvidamos en la nevera, y al cabo de 15 días me di cuenta de que estaba fermentado. Con eso me di cuenta de que ese líquido era perfectamente vinificable”.
Aprender a hacer vino desde cero no es fácil. Por eso Josep lleva seis años experimentando con cada paso del proceso. Ha hablado con enólogos, someliers, profesionales de la cocina…y ha investigado mucho. Incluso ha tenido que adaptar maquinaria de la uva a la cereza, mucho más difícil de prensar, por ejemplo. “Hemos tenido que hacer un poco de McGyver para conseguir lo que queríamos”.

Ese proceso le ha inspirado para diseñar las etiquetas de Sirot con dibujos de máquinas davincianas. Él mismo, con estudios de Bellas Artes, ha sido el artífice de la imagen.
El proceso de elaboración del Sirot es muy similar al del vino de uva, aunque con alguna particularidad. “Esperamos que la cereza esté bien cargada de azúcar para llegar a los 13 grados (de alcohol). Esta fruta la desmenuzamos con una máquina especial, la fermentamos durante un mes aproximadamente, separamos la pulpa, ponemos el jugo en barricas para hacer la crianza, y embotellamos”.
El Sirot 2015 tiene 9 meses de crianza en barricas de roble francés. Crianza de zumo de cerezas recogidas de árboles que en muchos casos tienen más de 30 años de antigüedad. Curiosísimo.

Y la gran pregunta… ¿A qué sabe este vino? ¿Qué dicen los expertos de Sirot? “Colábamos botellas nuestras en las catas a ciegas de vinos con especialistas, y cuando llegaban a nuestra copa notaban particularidades. Se despistaban porque no sabían el terroir, o la variedad (de uva). Pero coincidían en la calidad. Y cuando se enteraban de que era vino de cereza se quedaban totalmente sorprendidos”, cuenta emocionado Josep.
Igual que el vino no sabe a uva, el vino de cereza no sabe a cereza. Es un tinto afrutado y muy aromático. Algunos grandes restaurantes ya se han interesado en incluir el Sirot en su carta. Notas de vainilla, de almendra verde… matices inesperados. Pero el maridaje no es difícil.
Han encontrado platos de carne y pescado perfectos tomar con este nuevo vino, y también es perfecto – cuentan – para postres con chocolate. Ahora Josep vive en la Masía Can Pi de la Serra, rodeada de cerezos en Torrelles de Llobregat.
Compagina el huerto y la ciudad, la vida de campesino y la de realizador audiovisual. Su sueño de futuro es que el Sirot triunfe y pueda seguir con sus pasiones: gusto, olfato y vista. El paladar y la imagen.